Nueva línea de productos bajos en sal, te contamos por qué

Línea baja en sal:  gazpacho, salmorejo, zumo de tomate con granada y zumo de cherry

MONTAJE LÍNEA BAJO EN SAL

La sal de mesa está compuesta por cloruro de sodio, una combinación de dos minerales esenciales para el buen funcionamiento de las células de nuestro cuerpo. Entre las funciones del cloruro de sodio están la de mantener el balance de líquidos, sobre todo la recuperación de agua del riñón (recuerda que estamos compuestos por un 50-60 % de agua), así como la transmisión de señales, relajación muscular o absorción de ciertos nutrientes.

Con la sal ocurre como con el resto de elementos: en su justa medida cumple funciones necesarias pero en exceso es perjudicial, sobre todo si se sobrepasan las cantidades recomendadas.

Según la Organización Mundial de la Salud, esta cantidad es de 5 g al día, una cucharada de postre. ¿Es mucho o poco con respecto a lo que comemos normalmente? Pues bien, se estima que consumimos el doble. Todos los alimentos procesados tienen elevadas cantidades de sal y al cocinarlos solemos añadirle más.

Un buen truco para controlar la sal que comemos es evitar comprar productos que tengan más de 1 g de sal o 0,5 g de sodio por cada 100 g de producto.

Embutidos, pizzas, patatas fritas industriales, sopas de sobre o cubitos de caldo, quesos muy curados o carnes precocinadas son bombas directas de sal, aunque muchos otros incluso dulces también la tienen.

Las consecuencias de un exceso de sal son bien sabidas hoy día, pero por algún motivo seguimos padeciendo todas las consecuencias de su exceso como la obesidad, la hipertensión y las enfermedades renales y cardiovasculares, entre otras más indirectas. Aún no está muy claro por qué sucede esto: si por falta de información, que no parece, falta de interés, falta de conciencia con la salud o por culpa de un paladar muy acostumbrado a sabores fuertes poco dispuesto a renuncias. Lo malo de que estemos tan acostumbrados a comer con tanta sal es que vamos perdiendo nuestra capacidad de apreciar los sabores naturales. Por eso cada vez comemos menos ensaladas y cada vez los niños les gusta menos la fruta, en comparación con toda la bollería industrial de la que disponen.

 

 

Recordemos algunas de las principales consecuencias de un consumo excesivo de sal:

Hipertensión

La presión arterial mide la fuerza con la que la sangre golpea las paredes de las arterias cuando el corazón bombea la sangre. Un exceso de sal implica un exceso de líquidos en el cuerpo, lo que crea una carga adicional para el corazón y en consecuencia un aumento de la presión arterial. Si esta se mantiene elevada durante un largo periodo de tiempo, el tejido que constituye las paredes de las arterias se estira más allá de su límite normal, creando problemas como el aumento del riesgo de coágulos sanguíneos, cicatrización vascular, debilidades vasculares y en definitiva un aumento de la carga de trabajo para el sistema circulatorio.

                                                          Aumenta el riesgo de padecer enfermedades renales

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 La sal consumida se absorbe por el organismo eliminando una parte por el sudor y la orina. Por esto los bebés y las personas que sufren de enfermedad renal a menudo se recomienda no poner más sal en su comida, ya que no puede ser expulsada correctamente a través de la orina.

Además, cuando consumes una dieta alta en sal el sodio presente obliga a los riñones a excretar más calcio en la orina. El extra de calcio en la orina se combina con el fósforo y el oxalato y forma fosfato de calcio y cálculos de oxalato de calcio. Por esto el riesgo de cálculos renales aumenta al mismo ritmo que nuestro consumo diario de sal. Algunos síntomas de los cálculos renales incluyen sangre en la orina, la obstrucciones y dolor intenso en la parte posterior o lateral.

Aumenta el riesgo de osteoporosis      

Un alto consumo de sal implica una perdida de calcio por la orina como mecanismo compensatorio, lo que hace que el organismo tenga que extraer el calcio que necesita de los huesos, conllevando a su vez a una pérdida de mineral óseo.

Un hueso que va perdiendo calcio se va volviendo poroso, de ahí la palabra osteoporosis, siendo susceptible de fracturarse con mucha más facilidad. Esto es un problema de por sí, pero en personas mayores, especialmente mujeres después de la menopausia, es aun peor porque recuperarse de las fracturas se hace más difícil con el tiempo, sobre todo por la pérdida de masa muscular que también suele ocurrir. Además, la osteoporosis es una enfermedad silenciosa donde la pérdida de hueso ocurre sin ningún síntoma perceptible. Puede que uno no sea consciente de que tiene la enfermedad hasta que una caída repentina o la tensión hace que el hueso se rompa.

Eleva el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular

Como veíamos antes, la presión arterial alta causada por ingesta de sal excesiva puede debilitar las arterias también del cerebro. En esta parte del cuerpo es especialmente peligroso, pues cualquier daño por pequeño que sea en la vascularidad del cerebro puede poner en peligro a la persona, volviéndola más expuesta a derrames cerebrales y otras enfermedades cerebrovasculares.

Estas son solo algunas de las consecuencias más importantes que pueden traer el excesivo consumo de sal. Por todo ello, en Biosabor hemos optado por acercarnos a todas las personas que quieran reducir su consumo de sal o que ya padezcan una enfermedad que le impida su consumo y quieran seguir disfrutando de los sabores en la comida.

 

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