Pesticidas, sus toxicidades y porqué los niños deben comer ecológico.

Escribir este artículo ha supuesto muchas horas de estudio ya que el tema es muy importante y controvertido. Aunque es difícil hacer estudios de la repercusión de los pesticidas a largo plazo en nuestra salud, hay evidencias como para dar la voz de alarma ya que de los 100.000 químicos creados y utilizados actualmente en productos del día a día, incluido cosmética y alimentación, la mayoría no se han evaluado en absoluto. La OMS advierte literalmente en un informe sobre químicos actuales que  «The vast majority of chemicals in current commercial use have not been tested at all» ( la gran mayoría de los químicos de uso comercial actual no han sido probados en absoluto).

Nosotros vamos a hablar de los pesticidas, también llamados plaguicidas y empezaremos aclarando qué son y para qué se usan:

  • Insecticidas (contra insectos)
  • Fungicidas (contra hongos)
  • Herbicidas (para plantas no deseadas)
  • Acaricidas (contra los ácaros)
  • Rodenticidas (contra los roedores)

Algunos son de uso doméstico y otros industriales, pero los principios activos son los mismos en muchos casos.

Dentro de la industria alimentaria, a los pesticidas o plaguicidas se les llama fitosanitarios y engloban a insecticidas, acaricidas, molusquicidas, rodenticidas, plaguicidas, defoliantes, desecantes, fitorreguladores para el crecimiento, antibióticos y bactericidas.

Todos estos productos controlan cualquier plaga, enfermedad o plantas no deseadas. Como he comentado, hay pocos estudios sobre los daños de estos químicos en los consumidores, por lo confuso y difícil que es medir el impacto de todos estos productos en nuestra salud, ya que podemos estar expuestos a ellos durante años provocando enfermedades que no todos los médicos saben relacionar.

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En los cultivos ecológicos no está permito usar fitosanitarios químicos, solo abono orgánico y algunas sustancias naturales. Repito, las verduras y frutas ecológicas están exentas de pesticidas.

Las diferencias entre los cultivos ecológicos y los convencionales a nivel medioambiental son obvias. Mientras que los cultivos ecológicos enriquecen la tierra, los convencionales la empobrecen y llenan de residuos tóxicos. La realidad es que la tierra, los ríos y la atmósfera todavía están contaminados de plaguicidas que llevan años prohibidos por su alta toxicidad pero que tardan décadas en desaparecer.

¿Qué estudios hay qué demuestren los daños de los pesticidas?

Hay innumerables estudios y sentencias judiciales que demuestran las enfermedades que provocan en los trabajadores de grandes plantaciones y en poblaciones aledañas. Las enfermedades más comunes de dichos trabajadores son, cánceres sobre todo hormonales, enfermedades neurológicas, infertilidad, abortos, malformaciones fetales y enfermedades pulmonares. Pero no podemos dejar de ver que son los que manipulan o están expuestos a estos químicos durante su diseminación. Ocurre lo mismo con especies animales expuestas a los pesticidas, bien por aguas contaminadas o por habitar en zonas próximas a los cultivos. La exposición de la fauna silvestre está relacionada con imposex (órganos sexuales masculinos enhembras) e Intersex (características masculinas y femeninas) en artrópodos, moluscos, peces y anfibios, inhibición o alteración de la metamorfosis en invertebrados y anfibios, reducción de capacidad reproductora en invertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos y alteración de ratios entre sexos en aves y reptiles, según el estudio de la Agencia European Environmental Agency, 2012.

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¿Qué sustancias perjudiciales tienen los pesticidas que causan estas enfermedades en los animales y humanos?

Los contaminantes hormonales, conocidos como alteradores hormonales o disruptores endocrinos (EDC, Endocrine Disrupting Chemicals en inglés), son sustancias capaces de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal provocando un grave riesgo sobre la salud de las personas y la fauna silvestre. Los disruptores hormonales alteran el mensaje endocrino de varias formas. Pueden mimetizar la hormona ocupando su lugar, pueden bloquear su acción compitiendo por el receptor hormonal, o pueden modificar la síntesis de la hormona o del receptor correspondiente. Como consecuencia, se produce una alteración del sistema hormonal que puede tener consecuencias neurológicas o reproductivas, ya que las hormonas están implicadas en el control de la reproducción, la coordinación de órganos, la organización del cerebro, y el metabolismo, entre otras.

¿Por qué son los niños los más afectados por los disruptores hormonales?

estamos en contacto con estas sustancias influye extremadamente en su capacidad para producir efectos secundarios. Las épocas más sensibles son aquellas en que el cuerpo está en desarrollo y su actividad metabólica y endocrina es mayor, es decir, el desarrollo fetal es la etapa más delicada, junto con los dos primeros años de vida y la adolescencia o pubertad, en la que los cambios hormonales son críticos. Hay que tener en cuenta también, que los bebés o niños pequeños ingieren más cantidad de comida proporcionalmente a su tamaño que los adultos y sin embargo tienen menor capacidad de destoxificación, es decir, sus cuerpecillos u órganos no pueden eliminar los tóxicos con rapidez.

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Hace 10 años los disruptores hormonales eran muy desconocidos, no se sabía que podían sumar sus efectos unos con otros, se pensaba que si no se sobrepasaba una cantidad no afectaban a la salud, pero esa idea se ha desterrado. Con el paso del tiempo y la experiencia se ha llegado a la conclusión de que la mezcla de pequeñas dosis de múltiples sustancias disruptoras hacen que los efectos en vez de ser sumativos sean exponenciales. Es decir, aunque las industrias cumplan los límites legales en sus productos, la exposición que tenemos a tantas sustancias provoca efectos mucho más tóxicos en nuestro organismo que si sumáramos todas y consumiéramos la misma cantidad de solo una sustancia.

En el año 2013 la OMS (Organización Mundial de la Salud) publicó un documento cuya traducción es “El estado de la ciencia sobre Disruptores Endocrinos”, se trata de una revisión de un estudio realizado en 2002. Mientras que en el estudio antiguo, el de 2002 se advertía de los pesticidas y de algunos pocos compuestos persistentes y bioacumulativos (algunos ya prohibidos), en el nuevo documento, la OMS alerta de la existencia de muchas más sustancias con efecto disruptor hormonal que antes no conocíamos. Entre ellas encontramos:

  • Pesticidas de uso habitual e insecticidas de uso doméstico
  • Cosméticos, cremas, cremas solares, perfumes, desodorantes, productos para el pelo, geles, champús, pasta de dientes.
  • Plásticos en forma de Ftalatos o Bisfenol A
  • Restos de anabolizantes y medicamentos
  • Metales pesados como el plomo, arsénico, mercurio o cadmio
  • La e-basura
  • Otros químicos de uso habitual que se pueden encontrar en productos de limpieza, detergentes, suavizantes, etc.

¿Cómo podemos reducir la exposición a los contaminantes?

La comida ecológica es una de las alternativas más eficaz para disminuir los efectos de muchos contaminantes y tóxicos, pero también es necesario leer las etiquetas de todos los productos de belleza, optando por los más naturales y dejando a un lado los parabenos. Así mismo, tenemos que consumir menos plásticos, sustituyéndolos por cristal. Y sobre todo, no utilizar plaguicidas o insecticidas en las habitaciones de los niños o en zonas como colegios o parques.

La OMS habla en su informe de “Principio de Precaución”, muchos estudios sólo se pueden realizar tras años de exposición y para entonces, el daño ya está hecho. Por eso, nuestra responsabilidad como consumidores es informarnos y tratar de sacar nuestras propias conclusiones, a partir de estudios, de teorías que podamos leer o de principios de precaución donde nos advierten de peligros, que aún no están probados científicamente pero que se basan en sospechas fundadas sobre ciertos productos y su riesgo para la salud pública o el medio ambiente.

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